CAPÍTULO 27. MIEDO
CAPITULO
27. MIEDO
Había
sido un día completo. Otro de sus amigos se había casado y sus padres esperaban
otro hijo. Él pronto tendría otro hermano.
-
Karel - Ser evocado por su nombre fue lo que lo hizo salir de sus cavilaciones
- Desapareciste de pronto. - Vio la
figura conocida de Luck emerger entre los arbustos del jardín y dirigirse hacia
donde él había estado sentado, escondido. - Te he estado buscando - añadió-
- Lo siento. Estaba pensando - En verdad, se
sentía algo culpable de haber abrigado la soledad sin decir palabra alguna -
Lamento en verdad si te he preocupado
-
No te preocupes - Luck le restó importancia al asunto - Solo te he estado
buscando… dejame pensar… alrededor de hora y media por estos laberínticos
pasillos de vegetación donde todo es verde o verde. Por cierto, debo felicitar a los jardineros.
Han hecho un trabajo excelente. Recuérdame que les pida, además, un mapa por si
hay una próxima vez. - Karel le lanzó una mirada incrédula, por lo que tuvo que
agregar otro comentario para hacerse entender - Por si decides jugar al
escondite otra vez.
No
añadió más al respecto y Karel lo
agradeció. El más mayor se sentó a su lado y colocó uno de sus brazos alrededor suya, rodeándolo,
abrazándolo, y quedó acostado sobre uno de sus hombros, gesto que lo ayudó a
cercarlo con su cuerpo y darse calor mutuamente. No hubo quejas al respecto por
tal acción y, aunque las hubiera habido, seguramente, hubiera hecho caso omiso
de ellas.
Ninguno
dijo nada. Permanecieron callados, en silencio. Solamente disfrutaban de la
compañía del otro en un ambiente tranquilo y refrescante, en calma.
Karel
tenía muchas cosas que decir, más nunca había sido bueno comunicándose con los
demás. Quería decir tanto y no sabía como. Por su parte, Luck comprendía la
necesidad de desahogarse de su compañero; de igual forma que entendía que
forzarlo no era una buena manera de ayudarlo. En esos instantes, lo mejor era
brindarle su incondicional apoyo y compañía, todo ello aderezado con paciencia
y comprensión. Y Dios sabía la dificultad de aquello puesto que el silencio no
había sido nunca no lo sería jamás un buen complemento para él. Aún así, ningún
sonido salió de su boca. No hasta que oyó la voz del doncel eirthiano.
-
Tengo miedo
-
Lo sé
-
Estos últimos meses han sido un caos.
-
Lo sé
-
Ellos creen que no me doy cuenta. Hicieron lo imposible por mostrarse felices
cuando yo estaba presente; pero yo lo intuía. A veces escuchaba a mis padres
llorar, juntos, consolándose,; otras veces lo hacían por separado. Otras veces los oía discutir o hablar a
escondidas cuando pensaban que dormía. Ellos
aún a día de hoy no me han contado todo aquello que les atormenta. Sé que fui
producto de un calentón de una noche y que fueron obligados a casarse por mi
culpa cuando ese no era su deseo - Ese era el mayor secreto que había
atormentado
- Eso es algo
a lo que no debo responderte. Quizás va
siendo hora que tus padres se sinceren contigo y que tu les respondas de la
misma forma - Karel lo vio asombrado, perplejo por la veracidad que escondían
esas palabras. Entonces, pues, ser más
sincero consigo mismo y con ese hombre alegre, despreocupado, insaciable y
extrovertido que lo protegía y lo amaba.
-
¿Y si les pasa algo durante el embarazo? ¿a mis padres, a mis amigos?
-
No les pasará nada, Karel. Tu hermanito o hermanita pronto estará contigo. Así
podrás adquiriendo experiencia para cuando tengamos los nuestros - El callado castaño no esperó que la
conversación girara hacia esos derroteros. Su hermoso rubor escarlata en sus
mejillas lo delató - Karel - Pero en esta ocasión, el tono impregnado en cada
consonante, en cada vocal que conformaba su nombre hizo que fuera imposible no
enfocar su mirada en la atrayente violeta del que estaba a su lado - Eres
precioso- A Luck le costaba cada vez más trabajo resistirse a los encantos
innatos del muchacho.
-
Luck - Fue lo último que dijo antes de que sus labios fueran tapados. El beso
fue casto, dulce, inocente ; más, solo ese roce fue suficiente para hacer que
su piel se erizara y su corazón bombeara a mayor velocidad que la normal.
El
contacto duró apenas unos segundos, insuficientes para el deseo abrasador que los embargaba. A ambos.
Separados por escasos milímetros, Karel sintió el aliento de Luck
acariciarlo. Éste pasó uno de sus dedos
por su cara, desde la mejilla hasta la boca, deteniéndose en sus labios. Instó
al doncel a abrir la boca y volvió a
besarlo. No de igual forma que la anterior, sino de manera más íntima y
sensual. En esta ocasión usó su lengua para jugar con la otra, profundizando
todo aquello que quedaba a su alcance.
Karel
principiante en los juegos del amor imitó en la medida que le fue posible el
hacer de Luck, cosa que excitó sobremanera a este último que, presuroso colocó
a Karel sobre su regazo para sentir ese cuerpo lo más cerca posible del suyo.
-
Otro - No sabían quien había pronunciado aquellas palabras, si uno, si el otro
o si ambos a un tiempo. No les importó. Era algo que deseaban los dos con
fervor y, para ello, las palabras sobraban.
Se
besaron tantas veces como quisieron y por el tiempo que gustaron, hasta que sus
respiraciones se aceleraron y sus labios quedaron hinchados de tanto contacto.
-
Karel - El doncel lo miró e instó a que
continuara.- Yo… en verdad… me preguntaba si… pues si te gustaría - Karel alzó
una ceja curioso pues pocas ocasiones había tenido el gusto de comprobar el nerviosismo de Luck hasta el punto de
dejarlo sin palabras: sus fieles amigas inseparables. La situación le pareció,
hasta cierto punto cómica.
-
Luck - lo interrumpió, apiadándose del otro hombre - ¿quieres casarte conmigo?
- En esta ocasión, la cara de asombro del thorpiano no tuvo punto de comparación
con alguna hecha en el pasado. Tal fue su asombro que quedó mudo.
Karel rió
avergonzado ante tal escena y, más relajado, con un cosquilleo alegre,
reconfortante recorriéndolo, se dirigió de vuelta, sin esperar que el otro lo
siguiera empero sabiendo que pronto lo haría, al banquete.
- Espera, ¿lo
que has dicho iba en serio? ¿Karel? - El susodicho siguió caminando sin
contestar a su pregunta. Eso sí, su sonrisa se ensanchó más si pudo, cosa que
Luck no pudo ver - Espérame - Corrió hasta alcanzar al muchacho, más éste ya se
había esforzado en esconder su sonrisa.
Volvieron al
gentío cogidos de sus manos, mostrando un claro signo de enlace, de unión.
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- Su majestad,
aquí le traigo más vino para que festeje sus desposorios - El sirviente le
colocó una copa engarzada con piedras preciosas en la cual el rojo líquido rebosaba
y amenazaba con caerse y lo hubiera hecho si no hubiera sido por las grandes
capacidades de las manos que lo portaron.
Reiv agradeció
el gesto y tomó la copa de la bandeja donde estaba depositada para, a
continuación tomar un sorbo.
“Suficiente”.
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-
Señor, todo va según lo planeado- Pausa - Sí, ya se la ha tomado. Estoy seguro
porque yo mismo le he servido la copa. - Estaba hablando con alguien, un tipo
escondido entre la maleza, lo que le daba gran protección y sombra, impidiendo
discernir algo más que el contorno de su figura, una que, sin lugar a dudas,
pertenecía a un hombre adulto. - No se
preocupe señor. Le aseguro que esta noche, el consorte de Thorp sufrirá un
parto prematuro y nosotros le asistiremos durante el alumbramiento. - Como
respuesta solo se oyó una risa histérica y nerviosa.
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Unas
molestas punzadas despertaron al rubio, que estaba abrazado, desnudo, al lado
de su amante, con el que había pasado una noche estupenda.
Miró
hacia la ventana. Las cortinas, a pesar de estar corridas, peleaban con las
flechas solares que querían entrar vigorosas y brillantes a través de ellas.
Ya
era de día.
Se
incorporó en la cama y, no pudiéndolo evitarlo, gruñó un quejido ante el
inminente dolor que le aquejaba.
-
Reiv, ¿ocurre algo? - Ethan se estaba desperezando.
-
Me duele.
-
¿Dónde te duele?
-
La barriga. Me pincha. - Otro dolor punzante y otro alarido como consecuencia.
Ethan
se asustó. Cuando se disponía a llamar al servicio para que fueran a por el médico,
el sonido de la voz de Reiv lo detuvo:
-
Ya ha pasado. No hace falta.
-
De todos modos, para asegurarnos será mejor llamar al médico. - No obtuvo
respuesta. Reiv se quedó pasmado. Sus ojos, fijos, miraban las mojadas sábanas.
- Creo que deberías darte prisa en llamarlo. -
Ethan iba a obedecerlo ciegamente. Aquel rostro no auguraba nada bueno - Ethan.
- volvió a llamar.
-
Dime - dijo presuroso.
-
Ponte algo de ropa encima.
-
¿eh? - Hasta ese momento, se había paseado como dios lo trajo al mundo por la
estancia - Tienes razón. - Cogió una de sus batas y corrió hacia la puerta para
abrirla y para solicitar la presencia del sanitario urgentemente.
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-
Lo siento mucho, su alteza pero no puede pasar en estos instantes- le informó
una de las enfermeras, que en esos momentos estaban atendiendo a su esposo.
Ethan,
después de vestirse, se apuró por llamar a alguien del servicio para que
avisaran a un sanador. Con suerte, entre los invitados, como le comunicaron
prontamente, se encontraba un médico y varios asistentes que se prestaron a
revisar a Reiv.
-
¿Por qué? - preguntó impaciente.
-
Su alteza, el rey consorte está de parto y se han presentado complicaciones.
“Reiv”
fue el único pensamiento repetido en la mente de Ethan que vio empañada su
felicidad por un fuerte sentimiento: el miedo.
Miedo
a perderlo a él, a perderlo todo.
Miedo
a perder su felicidad.
Miedo
a perder su razón de ser, de existir.
4 divinos comentarios
Pregunta, yo había estado esperando pacientemente, pero mi paciencia no es mucha ^^U, así que quería saber si planeabas continuar este fic algún día, o si ya lo abandonsaste, sinceramente espero que lo continues, pero pues si no puede yo comprendere.
ResponderEliminarSi, planeo terminarlo. Tengo el último capítulo a mitad, pero, me está costando muchísimo.
ResponderEliminarEstoy intentándolo poco a poco. No puedo decirte cuando, pero terminarla la terminaré.
Además he planeado unas cuantas modificaciones de la trama y de las historias y, por eso, creo que me cuesta aún más.
Gracias por tu comentario y lo siento mucho, por la espera.
Ahh oki, gracias por responder
ResponderEliminarIgual no te preocupes, no era para presionarte ni nada, era solo para saber, por cierto, si vas a hacer modificaciones, ten cuidado con las edades de los personajes que es lo que a veces no calza, lo de más esta genial, así que haz las modificaciones que consideres pertinentes, igual yo estaré siempre estaré al tanto.
Besos
Tu no te preocupes por eso. La verdad es que me pongo a leer y hay algunas cosas que es verdad, no calzan. Y más ahora que lo que quiero es meterle las modificaciones, que es en lo único que pienso.
ResponderEliminarLo primero va a ser crear un fic para cada pareja de personajes y hacerlo un poco más real.
Pero no quiero empezar a hacerlo hasta no terminar el último capítulo. Y no me sale T^T me cuesta horrores porque no me gusta.
Muchas gracias a ti, Nina. Por tu paciencia y tus ánimos.